El Gobierno de Guatemala ha finalizado las labores de búsqueda en las faldas del volcán de Fuego y ha puesto fin a los trabajos para localizar a las casi doscientas personas que desaparecieron tras la gran erupción que sepultó cientos de viviendas en la zona.
El balance oficial de la Coordinadora para la Reducción de Desastres de Guatemala (Conred) registra 110 muertos y más de 1,7 millones de personas afectadas, en las que la Asociación de Servicios Comunitarios de Salud (ASECSA), nuestra ONG socia en Guatemala, afirma que se debe poner ahora el foco, para realojarlas cuanto antes.
De nuevo se evidencia que las más afectadas son las personas que viven en una mayor situación de vulnerabilidad. Las familias de la zona nos cuentan que no pueden dormir y están asustadas porque el volcán de Fuego todavía registra actividad y genera una nube de ceniza que se eleva a casi 5.000 metros de altura. “Hace 30 años salimos huyendo de Huehuetenango hacia México por el ejército, regresamos y nos dieron donde vivir debajo del volcán, ahora estamos huyendo de nuevo por la naturaleza”, cuenta el líder comunitario de La Trinidad, comunidad desmovilizada por el conflicto armado interno en los años 80.
“Guatemala no está preparada con albergues, son escuelas y salones grandes los que ahora ocupan las personas damnificadas. Algunos datos señalan que no menos de 3.000 cadáveres aún se encuentran bajo las cenizas”, explican con tristeza desde ASECSA, que se está preparando para realizar las tareas de atención sanitaria con una clínica ambulante y la distribución de kits de higiene y medicamentos en comunidades como La Trinidad, el Rodeo, El Zapote, La Reunión, El Porvenir, Candelaria y Las Lajas.
El equipo de ASECSA afirma que la solidaridad con el pueblo de Guatemala se hace una vez más evidente: “Recibimos apoyos de todos lados, pero la duda es si esta ayuda se mantendrá en las semanas y los meses posteriores. Lo más duro puede venir después. La milpa, el frijol, el café y los cultivos de subsistencia y de producción han sido destruidos por las cenizas. Y, por supuesto, realojar a las familias que han perdido su hogar. Estimamos que unas 1.000 familias están en estas condiciones”.
