Ixquisis no se rinde: la voz de un pueblo que protege su tierra

Ixquisis no se rinde: la voz de un pueblo que protege su tierra

Desde Farmamundi acompañamos junto a Protection International Mesoamérica la resistencia pacífica de las comunidades indígenas de Ixquisis, en Guatemala, ante las amenazas ambientales y sociales de proyectos hidroeléctricos.  

El sol brilla sobre los cerros de Ixquisis cuando los ríos murmuran su historia. En sus aguas, las mujeres se miran como en un espejo: resistencia, vida, memoria. “Para nosotras el río es sagrado”, dice una de ellas. “El agua es la vida”. Habla con la serenidad de quien ha visto su mundo fragmentado y aun así sigue de pie.

Ixquisis (Yichk’isis en lengua maya) es una microrregión en San Mateo Ixtatán, al norte de Huehuetenango, Guatemala. Aquí, las comunidades indígenas Q’anjob’al, Chuj y Akateko llevan más de una década defendiendo su territorio frente a proyectos hidroeléctricos que se construyeron pese a su oposición. Estos proyectos conllevaron graves consecuencias ambientales y vulneraciones de derechos. La resistencia, que comenzó en 2013, escaló en 2018, cuando los pobladores presentaron una queja ante el Mecanismo Independiente de Consulta e Investigación (MICI) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), entidad que financiaba los proyectos hidroeléctricos.

Tras una exhaustiva investigación, el MICI concluyó en 2021 que el banco no había cumplido con sus propios estándares de debida diligencia y emitió un informe que recomienda al BID el retiro de la inversión, y un plan de salida, acción y transición para que hechos como los ocurridos en Ixquisis no vuelvan a ocurrir. Pero el daño ya estaba hecho. Y la criminalización de quienes alzaron la voz sigue siendo una sombra.

Un documental realizado por Protection International Mesoamérica y Farmamundi recoge los testimonios de quienes viven esta resistencia. La voz de Sebastián Alonzo Juan ya sólo resuena en la memoria de su hijo, que, como otros, ha dejado de protestar a causa del miedo: su padre fue asesinado en 2017 durante una manifestación pacífica. “Se piensan que como somos indígenas nos pueden venir a manipular, a ofrecer dinero”, dice un defensor en el documental. Pero la dignidad, esa, no se vende.

La herida de la tierra

Las montañas de Ixquisis no olvidan. Aún guardan el eco de los helicópteros aterrizando sin permiso, de la policía y el ejército instalándose entre los senderos. “Dijeron que aquí no había gente, solo monos y montañas”, recuerda otro testimonio. Pero había pueblos, lenguas, memoria. Y había agua.

Cuentan que el río Pojom estaba lleno de caracoles, peces y camarones. Hasta que lo envenenaron. “Antes de que la empresa llegara, vivíamos en paz, con seguridad, con confianza entre las comunidades”, lamenta otro defensor. Pero la llegada de las hidroeléctricas quebró el tejido social. La violencia, el miedo y la persecución se convirtieron en rutina.

Protection International y Farmamundi han trabajado junto a estas comunidades para fortalecer estrategias de protección colectiva, litigio estratégico y denuncia internacional. Un programa financiado por el Ajuntament de Barcelona busca dar herramientas a las defensoras y defensores de derechos humanos para resistir, en un país donde la justicia suele volverse contra ellos.

La maquinaria del silencio

El documental muestra cómo la criminalización se ha convertido en la nueva arma contra la resistencia. “Nos acusan de plagio, secuestro, amenazas, obstaculización de la justicia”, declara Rigoberto Juárez, del Gobierno Ancestral Plurinacional. “Delitos que nunca ocurrieron, pero que sirven para encarcelarnos”.

En redes sociales, en los medios de comunicación, en los tribunales, la narrativa es la misma: los defensores y defensoras del territorio son terroristas, enemigos del desarrollo. “Pero no es que no queramos desarrollo”, aclara otra de las defensoras. “Lo queremos, pero no de esta forma”.

La presión internacional consiguió paralizar los proyectos, pero las comunidades de Ixquisis siguen esperando que se cumplan todas las recomendaciones: la salida del BID, reparación de daños, retirada de las infraestructuras abandonadas, respeto a su territorio y cambios institucionales. “Confío en que se va a hacer”, declara Anabella Sibrian, directora de Protection International. “Eso le devolvería a la gente la esperanza”.

La memoria que resiste

Deborah Joyce es una ilustradora afincada en Barcelona con raíces latinoamericanas: su familia chilena emigró durante la dictadura de Pinochet y ella nació en Venezuela. “Comparto el respeto hacia la naturaleza que tienen muchas comunidades que sufren las consecuencias de las multinacionales. Aunque no crecí en Centroamérica, siempre he tenido un gran interés por las culturas ancestrales de Latinoamérica”, afirma.

Farmamundi ha pedido a Joyce que retrate la resistencia de Ixquisis: las montañas con rostro humano, la naturaleza que llora, las mujeres que sostienen carteles de denuncia. “Quise reflejar lo esencial para estas comunidades”, explica. “La conexión profunda con la naturaleza, la ruptura del tejido social, la vulnerabilidad frente al abuso de poder”.

Y, sobre todo, la resistencia. Porque, aunque las máquinas se retiren, las cicatrices siguen. Ixquisis todavía canta, todavía grita. Y su río, aún herido, sigue corriendo.

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