El impacto del COVID-19 en África y América Latina puede ser devastador

El impacto del COVID-19 en África y América Latina puede ser devastador

El rápido avance del brote del nuevo coronavirus a nivel mundial está poniendo a prueba los sistemas de salud de los países afectados hasta el momento. En el mejor de los casos, los estados más desarrollados están haciendo frente a la pandemia movilizando todos sus recursos económicos y sanitarios, pero, ¿qué capacidad de respuesta tienen los países más pobres? Desde el inicio de la crisis, Farmamundi ha implantado un protocolo de recomendaciones para la contención del COVID-19 en los países donde trabaja, con el objetivo de mantener los más de 80 proyectos humanitarios que lleva a cabo en Latinoamérica y África, y prestar mayor apoyo a los sistemas de salud y población de riesgo, especialmente vulnerables en las comunidades empobrecidas.

La Organización Mundial de la Salud ya ha pedido a los países tanto de Latinoamérica como de África que refuercen las medidas de prevención y que apliquen los protocolos de emergencia antes de que se propague más el número de infectados. “Si bien es cierto que el virus ya se está extendiendo por ambos continentes, los países afectados han comprendido que la prioridad es contener el virus. Llegar a una situación como la de Italia o España sería muy dramático para ellos, así que las fuerzas ahora se centran en aprovechar el tiempo y la distancia con la que cuentan para tomar medidas drásticas pese a que los casos todavía no son alarmantes, aunque los datos podrían ser peores de los que oficialmente se conocen”, comenta el director general de Farmamundi, Joan Peris.  

Por ello, Farmamundi implantó desde hace una semana el teletrabajo en las sedes internacionales y ha activado un protocolo de recomendaciones frente al COVID-19, para contener el coronavirus y mantener su actividad en la medida de lo posible. Actualmente, hay más de 80 proyectos de cooperación y acción humanitaria en 16 países. “Nuestra prioridad es que las actuaciones no se vean comprometidas y seguir prestando ayuda a las comunidades más vulnerables, que serán sobre las que esta pandemia golpee con especial crudeza, por no hablar de las consecuencias económicas que vendrán después”, añade.

El virus amenaza a los sistemas sanitarios más débiles

Y es que la verdadera vulnerabilidad de los países empobrecidos en los que trabaja la ONG reside en la especial debilidad de sus sistemas de salud y en los escasos recursos económicos con los que cuentan.  “Las autoridades sanitarias nicaragüenses aseguran estar preparadas para atender a las personas afectadas por el nuevo coronavirus”, informa el responsable de Farmamundi en Nicaragua, Carlos Berríos. Sin embargo, a diferencia de otros países, el gobierno todavía no ha dado detalles sobre el protocolo de actuación ante el COVID-19 y por el momento el Ministerio de Salud (Minsa) informó este lunes la decisión de “orientar” cuarentena a las personas que llegan de países con “transmisión activa” del virus. Ante la falta de información y ausencia de medidas importantes en el país, “muchos ciudadanos han establecido cuarentenas voluntarias y promovido distanciamiento social, así como parte de la empresa privada, particularmente del área de servicios: cierres de negocios, suspensión de eventos masivos, control de aglomeraciones en establecimientos, y facilitar medios de higiene personal en los mismos”.

Esta situación contrasta con las iniciativas puestas a cabo por otros países como Guatemala, Perú, Ecuador o El Salvador. “Nuestro equipo ha estado coordinado y en constante comunicación desde el inicio de la declaración del Estado de Calamidad Pública por parte del Gobierno”, comenta desde Farmamundi Guatemala su responsable, Giovanni Salazar. “Debemos mantener en la medida de lo posible la marcha de los proyectos y, sobre todo, que no se vea comprometido el acompañamiento a las comunidades más vulnerables”. No obstante, hay actividades que se han visto obligadas a anularse, como en el caso de El Salvador. “Las que implican formación, foros, festivales e interlocución con las autoridades han sido canceladas, lo que nos ha hecho trabajar en una reorientación de la ejecución ante la poca certeza de cuánto más se dilatará esta situación”, afirma desde la sede de la ONG en el país, Lidia Jiménez.

En Ecuador “las cosas van de mal en peor”. El gobierno ha decretado el estado de excepción desde el inicio de la semana pasada, y cada día aumenta el número de contagiados por coronavirus. “Esperamos que se logre controlar, ya que de darse algún caso en los pueblos indígenas sería fatal, pues no se cuenta con centros de salud equipados, y menos con medios de prevención para hacer frente a este virus”, explica desde Quito el responsable de Farmamundi en el país, Jorge Irazola, donde ya está totalmente restringida la movilidad de las personas. Por su parte, en un Perú prácticamente paralizado, las ONG locales con las que Farmamundi trabaja, como Flora Tristán, ponen la alarma sobre las consecuencias que tiene la situación de encierro domiciliar en mujeres que sufren violencia de género. Además, evidencian un problema grave de higiene frente al virus: “En muchas zonas del país, como las comunidades de Huancavelica, Huancayo y Satipo en la que trabajamos, el agua es un recurso limitado, por lo que las recomendaciones de higiene que se suelen plantear como parte de la prevención frente al coronavirus no se adaptan a la realidad cotidiana de esta población”, cuenta Irazola, coordinador también de las actuaciones de Farmamundi en Perú.

Además, Farmamundi mantiene el contacto con Haití y República Dominicana, países en los que trabaja puntualmente con ONG locales y que ya van por su segunda semana de confinamiento, ante el avance de la enfermedad.

Cómo impacta el coronavirus en África y Oriente Medio

Farmamundi acude a la feria de ONGD del Ayuntamiento de GetxoLa situación en el continente africano o en Oriente Medio no dista mucho de la de Latinoamérica. En África, con 46 países afectados, ya se llega casi a los 3.000 contagios y el paso de los días va tiñendo el mapa de casos, que podrían ser muchos más ante la falta de acceso a test. “En República Democrática del Congo (RDC), Uganda o Kenia ya han impuesto restricciones en el movimiento de la población, lo que hace peligrar el curso normal de los proyectos”, comenta la responsable de Acción Humanitaria en Farmamundi, Tania Montesinos.

Después de más de un año combatiendo el brote de ébola, con el alta de la última paciente a principios de marzo, RDC se enfrenta ahora a una nueva epidemia. “Si bien estos países tienen experiencia en el control de enfermedades infecciosas y algunos todavía mantienen instalaciones de aislamiento, hay que reconocer que el ébola es diferente al coronavirus, ya que solo era infeccioso cuando aparecían los síntomas. Este nuevo coronavirus es más silencioso y nuestro mayor temor es que el COVID-19 se haya extendido con mayor virulencia de la que conocemos actualmente”, confiesa.

Malí, hasta ayer, era de los pocos países que no presentaba ningún caso de contagio. Hoy ya tienen confirmados dos positivos, dos malienses provenientes de Francia. “El Gobierno comunicó la semana pasada una serie de medidas preventivas: cierre de vuelos comerciales desde países con casos de COVID-19; cierre de escuelas durante tres semanas; cancelación de eventos culturales; limitación en seminarios de más de 50 personas, y cierre temporal de pubs y salas de baile”, informa desde Bamako el coordinador de Farmamundi en el país, Aday Serrano. El Ministerio de Salud comparte comunicados con frecuencia para actualizar la información y hasta el momento se ha incrementado el uso de mascarillas y alcohol desinfectante en la entrada de locales, oficinas, hospitales, centros médicos, etc. “La población, por norma general, sigue las recomendaciones de evitar contacto físico, mayor higiene, etc., así que no se ha previsto cuarentena por el momento. Las elecciones legislativas de este domingo siguen en marcha, pero somos conscientes de que la situación cambia bastante rápido, así que es posible que en los próximos días haya nuevas medidas, sobre todo tras confirmarse estos primeros casos de infectados”, adelanta.

La misma mala suerte corren en Oriente Medio, especialmente en Yemen. Tras cinco años de guerra y sumido en una crisis humanitaria sin precedentes, el país teme la llegada del virus. Los vuelos de entrada y salida se han cancelado y solo el 50% de los centros de salud funcionan, pero sin apenas medicamentos, equipos o personal. Aún no se ha confirmado casos en el país, sin embargo, la probabilidad de su propagación es alta ya que los afectados en los países vecinos continúan creciendo. “Alrededor de 17 millones de personas, más de la mitad de la población, no tienen acceso a agua limpia. La situación es devastadora para el 80% de los cerca de 30 millones de habitantes del país, que necesitan ayuda humanitaria básica de urgencia, según Naciones Unidas”, reconoce Montesinos.

Especial preocupación por la población refugiada

Farmamundi lleva años prestando asistencia sanitaria y alimentaria en campos de desplazados y refugiados tanto en Palestina como en Siria. Mientras Gaza se encuentra bloqueada desde 2007 por Israel, lo que limita ahora sus recursos para hacer frente a la pandemia, en los campamentos cercanos a Damasco las precarias infraestructuras sanitarias, la falta de acceso a medios para la higiene y el desabastecimiento de medicamentos o alimentos -fruto de nueve años de conflicto- hacen especialmente vulnerables estos núcleos. En Irak, otro de los países donde la ONG está trabajando para dar asistencia a las personas desplazadas, está viendo comprometidos los proyectos, ya que el gobierno regional ha anunciado un bloqueo en todas las provincias (Erbil, Sulaymaniyah y Dohuk), con el fin de frenar la propagación del coronavirus en la región del Kurdistán.

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