El enfoque humanitario en los estudios de farmacia

El enfoque humanitario en los estudios de farmacia

La acuciante necesidad de ayuda humanitaria en la era antropocénica en la que vivimos, por desastres, catástrofes y desigualdades sociales, ha hecho que el mundo de la farmacia y sobre todo, las nuevas generaciones de profesionales, quieran sumarse a un ámbito de cooperación donde ocupar tareas y responsabilidades como farmacéuticas humanitarias. Ana Vargas y Míriam López,  farmacéuticas y colaboradoras de Farmamundi, amplían en este artículo las competencias personales y reivindican la inclusión de un enfoque humanitario en los estudios de farmacia.

Aunque la farmacéutica es una profesional de amplia experiencia en distintos campos científicos y niveles asistenciales, existen pocos programas de desarrollo que sean específicos para formar a profesionales farmacéuticos para que ejerzan o colaboren en el sector humanitario y de la cooperación.

La Federación Internacional de Farmacia (FIP) formó un grupo de trabajo integrado por farmacéuticas expertas en el ámbito humanitario que, a través de su propia experiencia profesional y mediante revisiones bibliográficas, han identificado las tareas y responsabilidades que tendría que abordar una farmacéutica en estas circunstancias. Estas tareas se transformaron en competencias y a partir de ahí se han obtenido las bases para el diseño de posibles programas de formación específicos.

Las competencias se vinculan a cuatro dominios:

  1. La salud pública farmacéutica centrada en la población;
  2. La atención farmacéutica centrada en el paciente;
  3. La organización y gestión centrada en el sistema y;
  4. Los profesionales y personal centradas en la práctica.

Cada ámbito está formado por competencias básicas con comportamientos e indicadores relacionados que pueden medirse y observarse durante un desempeño eficaz. Todas estas pueden leerse en el Marco Global de competencias humanitarias de la Federación Internacional de Farmacia (FIP).

Incluir el enfoque humanitario en los estudios de farmacia

Las competencias enumeradas por la FIP comprenden las obligaciones de cualquier farmacéutica en su puesto de trabajo aplicadas a una gestión y servicio fármaco-sanitario en un escenario complejo de ayuda humanitaria. “Es una realidad que a cada materia que conforman los estudios universitarios de farmacia, una vez cursados para su aplicación en las condiciones de trabajo habituales, se les debería añadir el enfoque humanitario y de servicio en condiciones de emergencia. Obviamente no es lo mismo dar un consejo farmacéutico, o explicar un tratamiento, identificar una contraindicación, mantener la ética, realizar gestiones farmacéuticas, planear un stockaje o el almacenaje y conservación de medicamentos en un despacho de farmacia, que en un hospital convencional o en un hospital de campaña”, afirma Ana Vargas, farmacéutica que el pasado año estuvo gestionando la farmacia del hospital de campaña de la Cooperación Española  tras el terremoto en Turquía y Siria.

farmacia maliEs muy necesaria la formación específica farmacéutica para la atención en emergencias y en cooperación. Como farmacéuticas/os tenemos mucho que aportar en aquellos proyectos donde se trabaje directamente con medicamentos y asistencia sanitaria. Al final, el medicamento es la principal herramienta de mejora de acceso a la salud y si no se usa correctamente puede provocar problemas a los pacientes y también económicos”, apunta  Míriam López, que también ha estado con Farmamundi en varios despliegues del Hospital Start de la Cooperación Española.

López cuenta que “en 2019 cuando pude ir con el equipo START a Mozambique, me facilitaron una consultoría de asistencia en farmacia y una evaluación de todo el servicio de suministros y vimos la necesidad de abordar mejor la elección del ciclo de gestión, de digitalizar el sistema para agilizar la dispensación de los medicamentos, así como la elección de medicamentos basado en el listado de la OMS. Ya en el 2023, con motivo del terremoto en Turquía y Siria, el trabajo del Start estuvo más adaptado a las situaciones de emergencia”.

Además de las competencias convencionales, Vargas identifica competencias indispensables según su experiencia, que encuadra en tres dominios:

  1. Las personales individuales e intransferibles;
  2. Las personales interactuando con el equipo y la institución en la que me integro y;
  3. Las personales éticas como sanitaria cuando interactúo con el paciente al que presto servicio en un escenario de ayuda humanitaria.

Empezando por las competencias personales, Vargas explica que lo primero es ser apto para el trabajo. “Parece una obviedad, pero no lo es.  Como describe el FIP, es imprescindible tener la formación necesaria para las tareas que tendrás que realizar, pero también es imprescindible tener experiencia práctica. Por ejemplo, antes de salir de misión humanitaria es prioritario conocer la farmacia de atención primaria y la de atención especializada; haber visto y entender la diferencia entre un paciente en un escenario rural o de una gran urbe; haber tratado pacientes de distintos orígenes con creencias y hábitos diferentes; ser capaz de resolver el caso clínico más complicado, pero también entrenarse en poder identificar y cubrir la necesidad más básica”.

Y pone más ejemplos: haber aplicado técnicas de comunicación en distintos escenarios; estar integrada en distintos equipos multidisciplinares; haber realizado gestiones de stockaje o elaborado fórmulas magistrales; “todo esto y más son competencias imprescindibles para que la farmacéutica humanitaria pueda trabajar de manera eficaz y efectiva”, prosigue.

Competencias emocionales en calma y fortaleza mental

 Además, se requieren competencias actitudinales. “Este tipo de expediciones siempre tienen algo de “amenazante” y si no “estás bien”, te pueden asaltar conflictos emocionales y brumas que impidan tu buen funcionamiento “in situ”. Hay que ir preparado como profesional pero también con competencias emocionales en calma, sin sentimiento de culpabilidad por dejar tu entorno; hay que ir con fortaleza mental pero sin distorsionar en una exaltación aventurera que resulte desafiante ante las circunstancias”, afirma Vargas.

Miriam López farmacéutica en el StartTambién destaca que hay que tener competencias para la interacción. “Como parte de un equipo nuevo, con el que no te formaste, un equipo donde no hay conocidos, es importante encontrar el apoyo emocional y también serlo para alguien. Mantener siempre una actitud colaborativa, dejando los egos fuera. La falta de las comodidades cotidianas, el miedo, harán que te sientas sola y la angustia siempre provoca que tus capacidades de decisión o deliberación se mermen y que el conflicto aparezca”. Prosigue Vargas explicando que hay que aplicar competencias de “adaptación”. “Se deben respetar las adecuaciones y valoraciones que la organización con la que decides trabajar especifique, aunque no siempre estés de acuerdo en todo, porque la integridad y seguridad del equipo estarán en juego”.

La farmacéutica granadina añade que “como sanitaria diría que aunque las circunstancias hagan que las posiciones estén desequilibradas con respecto a los pacientes, nunca debemos desviarnos a la condescendencia o paternalismo, debemos tener y mantener competencias bioéticas: Nos debemos compadecer, lo que significa realizar una acción de alivio desde la prudencia y la deliberación dialéctica sin creerse “súper héroes”. Hay que mantener los principios básicos de la práctica sanitaria: respetar la autonomía del paciente, dar un servicio de calidad que alivie, un servicio seguro, que no dañemos y por supuesto, ser equitativos. Hay que reconocer al paciente como persona, esté en la situación de desventaja que sea, y ser presencia para ellos”, concluye Vargas.

Por último, López destaca el trabajo realizado en la farmacia del Hospital Belén de Trujillo, en la región La Libertad, en Perú con la incorporación de la farmacovigilancia en coordinación con la Universidad. “Estas prácticas iniciales fueron el detonante de mi pasión por la cooperación y por poder transmitir algunos conocimientos que había adquirido en la carrera y ponerlos en práctica”.

Durante su estancia en Perú, Miriam López realizó el estudio Atención farmacéutica como herramienta de cooperación al desarrollo en Cajamarca (Perú), donde concluye, entre otras apreciaciones, que la ”Atención Farmacéutica ha permitido actualizar los conocimientos de los profesionales de salud y agentes comunitarios de salud, a la vez que también surge un campo nuevo de trabajo para aquellas entidades no gubernamentales que trabajan en áreas de salud, para el desarrollo de poblaciones con bajos recursos permitido actualizar los conocimientos de los profesionales de salud y agentes comunitarios de salud, a la vez que también surge un campo nuevo de trabajo para aquellas entidades no gubernamentales que trabajan en áreas de salud”. Muy visionaria Míriam López en este estudio que realizó en 2009 en la Universidad de Granada.

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