La República Democrática del Congo (RDC) vive una de las crisis humanitarias más prolongadas y complejas del mundo. En la provincia de Kivu Norte, donde Farmamundi trabaja desde hace más de 20 años, los enfrentamientos armados han obligado a miles de personas a huir de sus hogares, dejando atrás medios de vida y acceso a servicios básicos. La falta de atención sanitaria y de agua potable aumenta el riesgo de enfermedades, mientras que la violencia sexual y de género afecta especialmente a mujeres y niñas.
En este contexto, junto a la organización local Programa de Promoción de la Atención Primaria de Salud (PPSSP) y con el apoyo de la Agencia Vasca de Cooperación, se impulsa una iniciativa que busca proteger la salud, garantizar agua segura y ofrecer acompañamiento a las personas más vulnerables. Conversamos con Enora Donnerh, técnica de Acción Humanitaria y Emergencias, sobre el trabajo que se está realizando en la zona de salud de Kirotshe, en Masisi, y los principales retos que afronta la población congoleña.
¿Enora, cómo describirías la situación actual en Kivu Norte y qué impacto tiene la violencia armada en la vida cotidiana de la población?
La violencia no da tregua en RDC. Por resumir la situación actual, hace unos meses, en enero de 2025, Goma, capital del Kivu Norte y ciudades cercanas, cayeron bajo control del grupo armado M23.
En los territorios alrededor siguen los enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas de RDC y M23, y al norte de Kivu Norte, cerca de Beni, las ADF (grupo armado islamista) intensificaron sus ataques. Estos grupos armados son responsables de masacres de civiles y graves violaciones de derechos humanos, lo que provoca muchos desplazamientos de población, mucha inseguridad. La población desplazada no tiene acceso a los servicios básicos, los centros de salud sufren rupturas de stock de medicamentos y falta de personal para las atenciones sanitarias.
¿Cuál es el principal objetivo de esta iniciativa que coordina Farmamundi en Kirotshe?
Queremos garantizar el derecho a la salud integral de las personas desplazadas y más vulnerables. También proteger frente a la violencia sexual y de género, que aumenta en este contexto de conflicto. Este proyecto integral, que une salud, protección y agua está apoyado por la Agencia Vasca de Cooperación y Solidaridad donde participan más de 20.000 personas. No se trata solo de curar, sino también de prevenir, acompañar y devolver dignidad.
¿En qué localidades y áreas de salud estáis trabajando y por qué se han priorizado esas zonas concretas?
Estamos en Bweremana, Bishange y Afia-Sake, en la Zona de Salud de Kirotshe, territorio de Masisi. Son localidades muy afectadas por los combates entre el M23 y las Fuerzas Armadas de RDC (FARDC), que en 2024 ya acogían a mucha población desplazada. Desde enero y la caída de Goma, las necesidades se intensificaron.
Nuestra socia local, PPSSP, es de las pocas ONGs que sigue trabajando en esta zona. Los centros de salud de las tres localidades estaban en ruptura de stock de medicamentos, y no podían atender a las necesidades de toda la población. Además, en Bweremana la red de abastecimiento de agua potable fue destruida con los combates y en Bishange sólo tenían una fuente de agua simple, sin infraestructura fija.
El trabajo aborda salud, violencia sexual y de género, y acceso al agua. ¿Cuáles son los ejes más urgentes en este momento?
La verdad es que todo es urgente y los tres ejes de trabajo están muy interconectados. Garantizar una atención médica esencial, atender a las sobrevivientes de violencia sexual y asegurar el agua potable. Esto es fundamental. Sin agua limpia, aumentan enfermedades como el cólera.
¿Cómo se está implicando a la comunidad en este proceso?
A través de comités locales de seguimiento, encuentros con población titular de derechos y sensibilizaciones comunitarias. La participación y rendición de cuentas es un elemento central en todos nuestros proyectos, la comunidad es y debe ser parte active, también para cuidar de las mejoras logradas.
¿Qué acciones destacas que ya se han puesto en marcha y cómo benefician a la población?
Junto a nuestra socia local distribuimos medicamentos y kits nutricionales, formamos a personal sanitario y apoyamos en la atención sanitaria a personas con VIH, embarazadas y sobrevivientes de violencia sexual y de género. También entregamos kits de higiene y dignidad. Son apoyos concretos que mejoran la vida diaria.
Uno de los focos es el acceso al agua. ¿Qué se ha hecho concretamente en Bweremana y Bishange?
En Bweremana rehabilitamos el sistema de captación, construimos una reserva y renovamos más de 2 km de tuberías. Se instalaron 9 puntos de agua nuevos y ahora miles de personas tienen agua potable. En Bishange renovamos la captación, y construimos una reserva para las temporadas de sequía. Las obras fueron entregadas a las comunidades en una ceremonia de inauguración este 30 de agosto.
¿Qué papel juegan los comités de mantenimiento comunitario?
Estos comités son claves. La comunidad gestiona el cuidado y mantenimiento de las infraestructuras. Se crearon 2 Comités de 7 personas, que siguieron una formación de 2 días sobre la gestión de redes de agua potable, y beneficiaron de un kits de herramientas para su mantenimiento. Así aseguramos sostenibilidad y que el agua siga llegando.
¿Y qué papel desempeñan las organizaciones locales en esta respuesta humanitaria?
Las socias locales, como PPSSP, son fundamentales porque conocen de primera mano las necesidades de las comunidades y están presentes incluso en los contextos más inseguros. Su trabajo permite garantizar la continuidad de la atención primaria de salud, coordinar con los líderes comunitarios y acercar los servicios a la población desplazada y vulnerable. Hacen un trabajo extraordinario, a pesar de que la situación de inseguridad también les afecta directamente, y es importante reconocer y agradecer su compromiso constante con las comunidades.
Farmamundi lleva más de 20 años en la RD Congo. ¿Cuáles son los principales retos aún pendientes?
Abordar la inseguridad permanente, la falta de acceso a salud y agua en muchas zonas y la violencia sexual contra mujeres y niñas es todo un desafío. El reto es seguir garantizando dignidad y derechos, incluso en medio del conflicto junto a nuestras organizaciones socias.
¿Qué mensaje te gustaría trasladar a quienes apoyan el trabajo en la RD Congo?
Que su apoyo es imprescindible para garantizar la salud de muchas personas cada día. Cada gesto cuenta, ya sean pequeñas donaciones de nuestros socios o de instituciones como la Agencia Vasca de Cooperación y Solidaridad que hace posible este proyecto. Y visibilizar estas acciones. La denuncia es importante para intentar cambiar un contexto tan desafiante como el que vive la población en RD Congo.