Malaria, anemia, malnutrición o enfermedades digestivas agudas son algunos de los motivos de la alta tasa de mortalidad en el campo de refugiados de Adjumani, en Uganda, donde cada día llegan 2.000 nuevas personas del Sur de Sudán, huyendo de la violencia y la hambruna. Allí, Farmamundi ha distribuido entre más de 1.000 personas material sanitario y medicamentos esenciales para mejorar la salud sexual y reproductiva, y la salud materno infantil de la población, gracias al apoyo del Ayuntamiento de Córdoba.
Tras el reconocimiento de su independencia el 9 de julio del 2011, Sudán del Sur se convierte en el país más joven del mundo. La crisis de poder que estalló en la capital en diciembre del 2013, después de que el presidente acusara al vicepresidente de intento de golpe de Estado, provocó que el país entrara en una espiral de violencia política y étnica que se ha ido extendiendo rápidamente, derivando en una guerra civil que se prolonga ya durante cinco años y que ha causado la muerte y desplazamiento de miles de personas, en la que ya ha sido catalogada como la mayor crisis de refugiados de todo el continente africano.
“El centro de recepción de Adjumani se diseñó para acoger a 400 personas. Hoy alberga a 20.000, por lo que la mayoría están durmiendo al aire libre. La situación es insostenible”, comenta la responsable de Acción Humanitaria y Emergencias de Farmamundi, Tania Montesinos. El colapso de un acuerdo de paz en 2016 causó la oleada masiva de personas que huyeron a Uganda.
Ante esta situación, junto con la ONG local Emesco Development Foundation (EMESCO) se ha realizado controles de calidad de los medicamentos y suministros médicos, adaptándose a las necesidades más inmediatas en medicamentos esenciales y específicos relacionados con la salud sexual y reproductiva y la salud materno-infantil. Y es que este proyecto presta especial atención a mujeres lactantes, mujeres embarazadas y niñas y niños menores de cinco años. “En coordinación con la Oficina de Salud del Distrito, hemos adquirido los fármacos en el mercado local, con el objetivo de que la propia intervención sea un dinamizador de la economía y pueda generar efecto arrastre”, detalla Montesinos.
Atención sanitaria urgente: mujeres y niños
Es necesario señalar la dureza de las condiciones de desplazamiento que afrontan mujeres y niñas, quienes están expuestas a un elevado riesgo de padecer violencia basada en el género y violencia sexual en ambos contextos, tanto en el de huida como en el de acogida. Un 90% de la población de Adjumani son mujeres y menores de 18 años no acompañados. En los campos existe una elevada incidencia de violencia sexual, por lo que además de servicios sanitarios, resulta necesario el apoyo psicológico, sensibilización comunitaria y protección a menores.
“Muchas llegan sin pertenencias y en la mayoría de los casos con una pieza de tela y sin materiales sanitarios e higiénicos. Llegan desesperadas, después de haber perdido todo lo que tenían”, explica el director de Emesco Development Foundation, Emely Kugonza. Por ello, el trabajo coordinado de ambas organizaciones es crucial, pues el objetivo final de esta actuación pasa por reforzar la capacidad de resiliencia en salud de la población sur-sudanesa refugiada en Uganda, con énfasis en la promoción de la salud de los colectivos en situación de mayor vulnerabilidad