Mali | «A una mujer casada no se le permite tomar la iniciativa en cuanto a su salud»

Mali | «A una mujer casada no se le permite tomar la iniciativa en cuanto a su salud»

Farmamundi, ASIC y JIGIYA BLON inician en Kita un programa para promover la salud, los derechos sexuales y reproductivos y la igualdad de género.

En la Comuna Rural de Namala Guimbala, en el círculo de Kita, región de Kayes (Mali), las mujeres y las niñas se enfrentan a grandes dificultades para ejercer sus derechos sexuales y reproductivos, así como su derecho a una vida libre de violencia.

La dependencia económica del marido, las prácticas tradicionales nefastas como la mutilación genital femenina y la falta de acceso a servicios básicos marcan su día a día. «En nuestro país, a una mujer casada no se le permite tomar la iniciativa en cuanto a su salud», reconoce un asesor del jefe de la aldea de Namala. La matrona de Bangassikoto añade que muchas mujeres intentan acceder a la planificación familiar de manera clandestina, recurriendo a métodos inyectables que los hombres no detectan.

Una respuesta comunitaria con enfoque de resiliencia climática

Ante esta situación, Farmamundi, junto a sus organizaciones socias en Mali ASIC y JIGIYA BLON, ha puesto en marcha el programa “Promover derecho a la salud, derechos sexuales y reproductivos y derecho a una vida libre de violencia de mujeres rurales con enfoque de resiliencia climática”. Esta iniciativa, financiada por la Generalitat Valenciana a través de su convocatoria 2024, comenzó el 1 de mayo de 2025 y se extenderá durante tres años.

La intervención busca frenar la violencia basada en género y las prácticas tradicionales nefastas, reforzar el sistema de atención primaria, mejorar las condiciones higiénico-sanitarias en las escuelas, fomentar la participación de mujeres y jóvenes en la toma de decisiones y promover alternativas sostenibles frente a la crisis climática.

Educación, salud menstrual y prevención de matrimonios forzados

El diagnóstico inicial ha mostrado que las adolescentes enfrentan un grave obstáculo en su educación: la falta de letrinas separadas y en condiciones de intimidad para gestionar la menstruación. Esta carencia, sumada a los matrimonios infantiles forzados, provoca altos niveles de absentismo y analfabetismo femenino.

Para revertirlo, el programa rehabilitará y construirá nuevas letrinas en cuatro centros educativos, garantizando privacidad y reduciendo la brecha de género en el acceso a la educación.

Agua, saneamiento y biodiversidad para mejorar la vida cotidiana

Otro de los ejes centrales es el acceso al agua potable y el saneamiento. En tres comunidades rurales, unas 7.332 personas (el 51% mujeres) se beneficiarán de sistemas mejorados de agua y gestión del saneamiento. También se introducirá el uso de cocinas mejoradas, que reducen la inhalación de humos tóxicos, disminuyen la carga de trabajo y devuelven tiempo valioso a mujeres y niñas.

Además, se plantarán 15.000 especies autóctonas para recuperar ecosistemas degradados y aumentar la resiliencia frente a los efectos de la crisis climática.

Empoderamiento y participación comunitaria

El proyecto busca también garantizar que las mujeres y la juventud tengan voz en los espacios de decisión comunitaria. «Si no participamos en las reuniones, seguirán decidiendo por nosotras», afirma una joven de la comuna rural Namala Guimbala.

Con acciones de formación, incidencia política y liderazgo, se pretende cambiar este modelo organizativo desigual y favorecer un mayor protagonismo de los grupos tradicionalmente excluidos.

Este esfuerzo colectivo, tejido entre comunidades, organizaciones locales e internacionales e instituciones públicas, representa un paso firme hacia el reconocimiento y la defensa de los derechos de mujeres y niñas rurales en Mali. Sin embargo, los retos son profundos y requieren de un compromiso sostenido en el tiempo.