“Siguen existiendo barreras culturales que dificultan el acceso a la salud de las mujeres“. Ana Mateo es licenciada en Medicina y Antropología. Trabaja como consultora en temáticas relacionadas con la cooperación al desarrollo en salud, tras 20 años realizando esta labor en organizaciones sanitarias.
A través de cinco preguntas nos ayuda a contextualizar la situación de la mujer con respecto al acceso a la salud. Quedan muchas cosas por hacer y los datos estremecen pero Ana Mateo tiene muy claras las soluciones.
Entrevista a Ana Mateo, experta en cooperación al desarrollo en salud
¿Las mujeres acceden a la salud igual que los hombres? ¿Dónde se aprecia más esa desigualdad?
Existen desigualdades en el acceso a la salud de las mujeres basadas en sus patrones de socialización, roles familiares, obligaciones, expectativas laborales y tipos de ocupación. Estas, frecuentemente, generan situaciones de sobrecarga física y emocional en las mujeres que influyen en su salud de manera injusta. Las relaciones de poder basadas en el género determinan si se reconocen las necesidades de salud de las personas, si las mujeres tiene voz o un mínimo de control sobre su vida y su salud, y si puede hacer valer sus derechos.
Por otra parte no debemos olvidar que hay diferencias biológicas, factores que influyen en los riesgos de enfermar y que, a menudo, son invisibilizados en los análisis de salud y en la toma de decisiones.
Las desigualdades de género no actúan aisladas sino que interaccionan con otros factores, tales como el nivel socioeconómico, la etnia o la religión. Así, una mujer indígena, pobre y rural tiene muchas más dificultades para acceder a una atención en salud de calidad
Siguen existiendo barreras culturales que dificultan el acceso a la salud de las mujeres
¿Es la educación o la cultura la mayor influencia en que se mantenga esta situación?
Por supuesto. La educación influye en la equidad, en el mercado de trabajo y en la perpetuación de la situación de pobreza. Además, la educación de la madre es un factor de peso en el cuidado de la salud del núcleo familiar y suele influir, por ejemplo, en la búsqueda de un parto institucionalizado y de exámenes médicos regulares.
Por otra parte, siguen existiendo barreras culturales que dificultan el acceso a la salud de las mujeres. Con frecuencia, la población y el personal de salud tienen diferentes concepciones sobre los procesos de salud/enfermedad/atención y diferentes expectativas de lo que debería ser la atención en salud. Estos “desencuentros culturales” se hacen más manifiestos en las comunidades rurales y con alta proporción de población indígena y en temas relacionados con la salud sexual y reproductiva.
Resuma la gravedad de la situación en cinco datos:
Según datos de la Organización Mundial de la Salud:
- El 61% de los adultos infectados por el VIH en el África subsahariana son mujeres.
- Entre un 15% y un 71% de las mujeres han sufrido violencia física o sexual infligida por su pareja en algún momento de sus vidas.
- Cada día mueren aproximadamente casi 830 mujeres por causas prevenibles relacionadas con el embarazo y el parto.
- Cada año 14 millones de adolescentes se convierten en madres
- El riesgo de discapacidad visual es significativamente mayor en la mujer que en el hombre a todas las edades y en todo el mundo.
¿Qué soluciones inmediatas y a medio plazo podrían ponerse en marcha y por qué no se realizan?
No hay que perder de vista el derecho a la salud como marco de actuación:
.- Garantizar la universalidad del acceso.
.- Priorizar la atención primaria de salud.
.- Apoyar la participación en salud
.- Mejorar la calidad de atención. Una atención con perspectiva de género y enfoque intercultural.
¿Cómo colabora la cooperación al desarrollo en mejorar esta cuestión?
Se puede trabajar en varias líneas como son la incidencia política hacia un modelo de atención de calidad incluyente y adecuado para las diferencias de género, generacionales, étnicas y culturales. Por otra parte, también es necesario el fortalecimiento de sistemas de salud: formación de personal de salud, sensibilización en enfoques, etc. Y hay que apoyar a la organización de la sociedad civil para reclamar sus derechos, sobre todo, grupos de mujeres, colectivos en situación especial de vulnerabilidad.