La exposición ‘Salud y género’ fue presentada hace unos días en Toledo y permanecerá disponible en la biblioteca universitaria Campus Fábrica de Armas hasta el 27 de septiembre. Elena del Estal, fotoperiodista internacional, ha colaborado con Farmamundi en esta exposición que promueve la igualdad en el acceso al derecho a la salud y muestra distinas realidades para ese mismo derecho.
Viviendo y trabajando en India desde 2013 a 2018, el proyecto fotográfico ‘En el nombre del matrimonio de Elena del Estal documenta cómo la problemática del tráfico de esposas está integrada en algunas zonas de la India, sin ser considerado un delito. Se normaliza y se acepta porque es “algo que siempre ha ocurrido”. Ante esta situación, surgen iniciativas locales donde las mujeres traficadas construyen su propia identidad y crean grupos de apoyo. Son redes de apoyo que mejoran sus condiciones de vida y que organizan rescates para que las recién traficadas puedan volver al lugar desde el que vinieron.
Esta fotoperiodista internacional ha publicado este y otros trabajos en medios de comunicación de gran prestigio como The Guardian, The Wall Street Journal, CNN Photos, El País, El Mundo o Revista 5W. Charlamos con ella para conocer un poco más su trabajo y la vinculación entre su fotografía, los derechos de las mujeres y la salud.
Conocemos a Elena del Estal, fotoperiodista internacional especializada en derechos de las mujeres y salud
¿Qué te llevó a centrarte en el acceso a la salud de las mujeres a través de tu cámara?
He trabajado en varios temas y la salud es uno de ellos. Cuando la polio fue declarada oficialmente erradicada por la OMS en India en 2014 (tras más de tres años sin la aparición de nuevos casos), hice un par de proyectos sobre cómo vivían las personas que ya tenían la enfermedad, que afecta a nervios y músculos, y que no tiene cura.
En el proyecto ‘En el nombre de matrimonio’ trato de documentar el tráfico de esposas en algunas zonas de la India: cómo mujeres y niñas son vendidas y obligadas a casarse con el hombre que las compra. Con este trabajo intento mostrar cómo es su vida y los problemas a los que se enfrentan: la negación de derechos básicos entre los que se encuentran, por supuesto, el acceso a la salud.
El cambio real y profundo no puede darse si las mujeres están solas, sino que necesitan del apoyo y participación de los hombres de sus comunidades.
Uno de los últimos proyectos sobre salud en los que he trabajado trata sobre cómo mujeres con discapacidad visual son formadas en la detección de cáncer de mama: debido a la sensibilidad mayor de su sentido del tacto, las mujeres ciegas o con visión reducida pueden detectar nódulos de un tamaño menor que los que puede detectar un médico. Su trabajo contribuye así a la detección temprana de posibles tumores que tiene un impacto directo en el diagnóstico y tratamiento médico.
Tras todos estos años trabajando, viajando y estando en contacto con diferentes cuestiones sociales relacionadas con el acceso a la salud, ¿crees que ser mujer influye directamente en acceder a la salud?
Sí. Existen varios factores que afectan al acceso a la salud, e indudablemente, el género es uno de ellos. En India, uno de los países donde más he desarrollado mi trabajo como fotógrafa y periodista, el acceso a los servicios sanitarios es más restringido para las mujeres que para los hombres. Además, debido a la preferencia de hijos varones sobre mujeres, en muchas zonas del país, los hijos tienen un acceso preferencial, no solo en la salud sino en la educación también, frente al de las hijas.
Aunque también es cierto que en algunos países se trabaja ya desde hace años con programas específicamente diseñados para facilitar el acceso sanitario a las mujeres. En Cali, Colombia, por ejemplo, trabajando en uno de mis últimos proyectos sobre prevención de cáncer de mama, descubrí varias iniciativas por parte de gobiernos regionales para facilitar el acceso a programas de prevención (revisiones ginecológicas, mamografías, etc) específicos para las adolescentes y mujeres adultas.

Tu proyecto ‘En el nombre del matrimonio’ muestra cómo las mujeres se apoyan para encontrar salida a la esclavitud laboral, doméstica y sexual tras su venta a hombres que compran mujeres porque no se han casado. ¿La organización entre las víctimas para hacer frente a las injusticias será clave para que se produzcan cambios sociales?
Por supuesto. Uno de los puntos más positivos que intento retratar con ‘En el nombre del matrimonio’ es la creación de redes de apoyo entre las mujeres que han sido traficadas. Se unen, se organizan, comparten sus problemas y se ayudan mutuamente. He llegado a ver como las “mujeres locales”, las que no han sido traficadas pero que viven en los mismos pueblos, acuden a ellas para que medien y solucionen problemas sobre todo relacionados con abusos y malos tratos en el entorno familiar.
También ayudan a identificar y a alertar cuando una nueva chica (casi siempre menor de edad) llega a la zona, siendo la identificación temprana uno de los puntos más importantes para que se pueda realizar una denuncia y conseguir que la chica, en el caso de que sea posible, pueda volver al lugar de donde vino.
Existen varios factores que afectan al acceso a la salud, e indudablemente, el género es uno de ellos.
Además una de las cosas más impresionantes es que han conseguido crear su propia identidad. Las mujeres traficadas son llamadas “paro” en los lugares donde llegan, un término despectivo que significa “robada”. Ellas, con el paso de los años, han construido una identidad propia, cambiando el propio significado del término, y contribuyendo a la creación de comunidad y del sentido de pertenencia.
También quiero señalar que el cambio real y profundo no puede darse si las mujeres están solas, sino que necesitan del apoyo y participación de los hombres de sus comunidades. La mayoría no lo hace, pero sí existen hombres que trabajan junto a ellas para intentar cambiar la mentalidad de sus vecinos, y que poco a poco se erradique la tradición de “importar” mujeres de otras zonas del país.
Cuéntanos, ¿en qué proyecto estás trabajando ahora?
Estoy en la parte final de un proyecto sobre mujeres con discapacidad visual: es una serie de varios reportajes en distintos países sobre mujeres ciegas o con visión reducida que crean oportunidades para ellas mismas y para otras mujeres. Junto al periodista Víctor M. Olazábal viajamos a Etiopía, India, Egipto y Colombia y el resultado es el proyecto “A Light in Darkness” / ”Una luz en la oscuridad” donde las cuatro historias se entrelazan para mostrar cómo la ceguera no es un impedimento sino que también puede convertirse en una fortaleza.

En su caso y gracias al apoyo de su familia, tuvo a su hijo unos meses después de regresar y pudo reincorporarse a la escuela. Ahora entre toda la familia cuidan del pequeño Shafiq. Cuando se le pregunta por su hijo, Falani no tiene dudas: “Me da igual lo que diga la gente, de él o de mí. Yo pienso criarlo, educarlo y hacer de él un buen ser humano”.