- Nohemy (El Salvador) y Antonia (Nicaragua) son los nombres ficticios de dos mujeres defensoras de Derechos Humanos que visitan Cataluña, invitadas por Farmamundi y la Asociación de Derechos Sexuales y Reproductivos de Cataluña.
- El aborto está prohibido en El Salvador, Nicaragua y Honduras; y en Guatemala solo se permite en casos que esté en peligro la vida de la madre. A pesar del alto índice de violaciones y de embarazos en la adolescencia, ningún país centroamericano imparte la asignatura de educación sexual integral en las escuelas.
Con motivo del día internacional contra las violencias machistas, 25 de noviembre, dos mujeres defensoras de derechos humanos de El Salvador y Nicaragua están de gira por Cataluña con el objetivo de visibilizar la situación de los derechos sexuales y reproductivos en Centroamérica y crear y fortalecer redes de defensa con organizaciones catalanas.
Esta visita forma parte del proyecto Conectando la defensa de derechos sexuales y reproductivos (DSDR) entre el sur y norte global, financiado por la Agència Catalana de Cooperació y han sido invitadas por Farmamundi y la Asociación de Derechos Sexuales y Reproductivos de Cataluña. El proyecto incluye una investigación para conocer la situación de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres migradas en Cataluña; acciones de formación para mujeres centroamericanas en Cataluña y en la región, así como a reuniones de incidencia en Cataluña y Europa para presentar la agenda de demandas común.
Una situación de peligro para las mujeres
Según denuncian Nohemy y Antonia (nombres ficticios), «la situación de los derechos sexuales y reproductivos en Centroamérica es muy preocupante: el aborto está totalmente prohibido en El Salvador, Nicaragua y Honduras; y en Guatemala solo se permite en casos que esté en peligro la vida de la madre. Las mujeres que se considera que tuvieron un aborto pueden afrontar penas de prisión de hasta 35 años, incluidas las perdidas obstétricas no atendidas a tiempo».
A pesar del alto índice de embarazos en la adolescencia –muchos de ellos producidos por la violencia sexual–, el acoso en las calles y las violaciones a niñas y mujeres, no hay una asignatura de educación sexual integral en las escuelas. Además, todavía hay muchos tabúes que dificultan que se hable en sociedad sobre sexualidad, diversidad y prevención de embarazos. Por otro lado, el discurso público reproducido por los medios de comunicación y las redes sociales es culpabilizador para las víctimas y tolerante con comentarios y conductas machistas.
El peso del conservadurismo en toda la región tiene como consecuencia el no reconocimiento de la diversidad familiar, ni el matrimonio entre personas del mismo sexo. Además, las mujeres encuentran grandes dificultades para acceder a métodos anticonceptivos o de planificación familiar. En Honduras, no fue hasta este año que se aprobó el uso de la píldora del día después (pastilla de anticoncepción de emergencia).
Defensoras de derechos de las mujeres en centroamérica
Nohemy (El Salvador)* es comunicadora y defensora de derechos de las mujeres. Forma parte de una organización feminista histórica en El Salvador que trabaja por la independencia económica y apoya a los emprendimientos de las mujeres. También realizan campañas y acciones para reducir la violencia machista en El Salvador, y acciones para exigir y garantizar los derechos sexuales y reproductivos. La organización nació de mujeres luchadoras por los derechos humanos después de los Acuerdos de Paz, en 1992. Desde el 2021, sufren persecución social por denunciar la violación de los derechos humanos.
Antonia (Nicaragua)* es comadrona comunitaria y defensora de derechos de las mujeres en Nicaragua. Formó parte de una organización que -junto con 1500 organizaciones de la sociedad civil nicaragüenses-, fue ilegalizada. Las organizaciones trabajaban por los derechos de las mujeres, niñas y niños del ámbito rural; con programas de educación, educación en salud sexual integral, salud socioemocional. La organización contó con una radio comunitaria y otras infraestructuras que fueron confiscadas por el gobierno después de su ilegalización.
*Los nombres de ambas mujeres está cambiado por su seguridad; puesto que la situación en sus países puede significar persecución por sus organizaciones o por ellas mismas o sus familias, o puede significar la imposibilidad de volver a casa (como es el caso en Nicaragua).
