Las mujeres de los países en vías de desarrollo tienen aún un riesgo muy elevado de morir durante el embarazo o el parto. A menudo, se enfrentan a este riesgo varias veces a lo largo de sus vidas ya que viven en países donde hay altas tasas de fecundidad.
En estos países, en el año 2000 murieron 450 mujeres por cada 100.000 nacimientos. En conjunto, casi medio millón de mujeres muere cada año durante el embarazo o el parto, a las que hay que añadir millones de mujeres que, a causa de embarazos o partos mal atendidos, sufren enfermedades que las dejan incapacitadas (fístulas, incontinencia, entre otras) y que, si no se tratan adecuadamente, acaban causándoles sufrimiento y humillación durante el resto de sus vidas.
La atención de personal cualificado durante el parto es uno de los factores que, junto con el acceso a los servicios de urgencia obstétrica, pueden contribuir más a reducir la mortalidad materna.
Entre 1960 y 2003, se han conseguido progresos en la mayoría de las regiones en desarrollo en la atención de los partos por parte de personal médico cualificado.
En el caso de Bangla Desh y Egipto se ha conseguido reducir la mortalidad materna promoviendo, por un lado, la presencia de personal cualificado en la atención de los embarazos y partos para hacer frente a las complicaciones obstétricas, y por otro lado, ampliando los programas de planificación familiar.
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