Objetivos >> Objetivo 6 >> Situación actual
El SIDA se ha convertido en una de las epidemias más destructivas de la historia, con 40,3 millones de personas que viven con el VIH, más de 3 millones de muertes por enfermedades relacionadas con el SIDA y 5 millones de nuevos infectados en 2005.
En África subsahariana, 7 de cada 100 adultos viven con el VIH. En algunas zonas esta cifra aumenta hasta 20. Aunque la prevalencia parece haberse estabilizado, de hecho el número de defunciones a causa del SIDA es cada vez más elevado y equiparable al número de nuevas infecciones.

Aproximadamente la mitad de las personas infectadas con el VIH son mujeres y el porcentaje va en aumento, ya que mujeres y niñas, por causas fisiológicas y por su falta de poder de negociación en las relaciones sexuales con los hombres, son más vulnerables a la infección.

15 millones de niños y niñas menores de 15 años perdieron a alguno de sus padres por el SIDA en 2003.
En cuanto al tratamiento con antirretrovirales, sólo cubre el 12% de las personas que podrían ser tratadas.


La malaria es endémica en muchos países y afecta aproximadamente a 500 millones de personas cada año.
Las mujeres embarazadas y sus fetos son especialmente vulnerables a la enfermedad. En 2002 murieron 800.000 niños y niñas de 0 a 4 años a causa de la malaria en África subsahariana. Los que sobreviven pueden sufrir secuelas que acaban afectando al desarrollo mental y físico.
Desde la década de 1990, las medidas de prevención y tratamiento han mejorado y se han ido extendiendo. Entre los métodos de prevención más eficaces se encuentra el uso de mosquiteras tratadas con insecticidas y distribuidas gratuitamente por Naciones Unidas. La distribución se ha multiplicado por diez desde el año 2000. Sin embargo, sólo un 2% de los niños y niñas menores de cinco años duerme bajo una mosquitera impregnada con insecticida.

En cuanto al tratamiento, en los últimos cinco años, más de 40 países han modificado los protocolos de tratamiento de la malaria, facilitando el acceso a combinaciones de medicamentos basados en la artemisina, que son más eficaces contra la enfermedad, y promoviendo su utilización.


Cada año la tuberculosis causa la muerte de 1,7 millones de personas, la mayoría de las cuales se encuentra en la etapa más productiva de su vida.

La aparición de cepas de la bacteria resistentes a los medicamentos, el aumento del número de personas co-infectadas con el VIH (más susceptibles a la enfermedad) y el número creciente de personas refugiadas y desplazadas han contribuido a la propagación de la tuberculosis.
La existencia del tratamiento bajo observación directa (DOTS) contribuye al éxito del control de la tuberculosis. Este protocolo, aceptado internacionalmente, cura a un 80% de los enfermos tratados. Sin embargo, hay que reforzar el mecanismo de detección, ya que actualmente se registran menos del 50% de los casos.
Para acelerar la lucha contra la tuberculosis, hay que mejorar la detección de nuevos casos y ampliar los servicios de salud, sobre todo en Asia y África.

Además del VIH/SIDA, la malaria y la tuberculosis, hay otras enfermedades tropicales que afectan a la población de los países en vías de desarrollo. Pueden ser parasitarias, víricas, bacterianas o crónicas.