13 especialistas acusan al Banco Mundial de falsear sus datos de ayuda contra la malaria
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Un artículo publicado en The Lancet, coincidiendo con el día mundial contra la malaria y firmado por 13 importantes especialistas en este campo, acusa al Banco Mundial de haber aportado en cinco años sólo una cuarta parte de los 325 millones de euros prometidos para luchar contra esta enfermedad.
Los autores indican que en 2000, el Banco Mundial prometió una ayuda de entre 240 y 400 millones de euros en cinco años, que fue reducida a 160 millones en 2002. Para el periodo entre 2004 y 2005, la aportación había bajado a 100 millones de euros.
Critican asimismo la falta de transparencia en el reparto de fondos, afirman que la institución ha alterado los resultados de sus iniciativas -especialmente los éxitos en Brasil y la India- en beneficio propio y consideran que ha promovido campañas basadas en tratamientos ineficaces de cloroquina en lugar de las más modernas terapias combinadas, que usan el extracto vegetal Artemisa.
El Banco Mundial, organismo encargado por la ONU de promover el desarrollo en los países más pobres, niega estas acusaciones en otro artículo. Alega que parte de los fondos que no se recogen están dedicados a programas a largo plazo, no han sido reclamados o bien los programas presentados no ofrecían garantías. El presidente del Banco Mundial, Paul Wolkowitz, dice que han aumentado su personal dedicado a programas de desarrollo en los países más pobres, en los que se incluye la malaria.
La enfermedad es causada por el microorganismo Plasmodium falciparum, afecta a 300 millones de personas al año y es la primera causa de muerte infantil en muchas zonas africanas. Está presente en los países tropicales, los más pobres del planeta, donde la transmite la hembra del mosquito Anopheles. Dado que se trata de un animal nocturno, las mosquiteras impregnadas con insecticida son la primera medida de protección, y la más económica.
Una vez contraída la enfermedad, la solución médica más antigua y conocida para combatirla es la quinina. Sin embargo, el Plasmodium falciparum ha creado resistencia tanto a este medicamento como a sus derivados, como la cloroquinina. Por eso, desde hace años, la OMS recomienda el tratamiento combinado con Artemisa.
Pero la verdadera solución sería la vacuna. La Fundación Bill y Melinda Gates ha aportado casi 200 millones para conseguirla. Pedro Alonso, un médico español, probó en 2005 en Mozambique un prototipo que demuestra que es posible conseguir esta vacuna.
Fuente: www.elpais.es
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