La OMS estudiará la propuesta de un pacto farmacéutico global en I+D
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La Asamblea Mundial de la Salud, que se celebra entre los días 22 y 27 de mayo en Ginebra, considerará la propuesta de Kenia y Brasil de crear un pacto global en Investigación y Desarrollo (I+D) que permita dar prioridad a las enfermedades que afectan a millones de personas en los países pobres.
La propuesta surge a raíz de las conclusiones del informe de la Comisión Independiente sobre Propiedad Intelectual, creada por la Asamblea Mundial de la Salud en 2004. El informe constata que, en la actualidad, la investigación de enfermedades responde al sistema de patentes, que prima la rentabilidad económica.
Por ello, el 90% del dinero destinado a la investigación de salud afecta a menos del 10% de la población mundial y sólo un 1% de los medicamentos creados entre 1974 y 2004 trataban las enfermedades que afectan a los países pobres, conocidas como enfermedades olvidadas.
Mientras, cada día mueren 35.000 personas a causa de enfermedades que se pueden curar, como la malaria o la tuberculosis. Los fondos que subvencionan la investigación de estas enfermedades proceden básicamente de instituciones sin ánimo de lucro, como la Fundación de Bill Gates, que aporta un 60% de los fondos. Los gobiernos aportan un 16% y el sector privado sólo un 2%.
Durante meses, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dificultado la presentación de esta propuesta, dejando en evidencia las presiones del lobby farmacéutico en contra de esta iniciativa. La ONG Médicos sin Fronteras trata ahora de difundir la propuesta para presionar a la OMS y a los países miembros de la Asamblea Mundial de la Salud, entre los que se encuentra España, que todavía no ha aclarado su postura.
De aprobarse la resolución de Kenia y Brasil, se crearían grupos de trabajo formados por expertos y miembros de los estados de la OMS. De esta manera, los gobiernos reconocerían la existencia del problema y se comprometerían en la búsqueda de una solución.
Los grupos buscarían la forma de promover una investigación sanitaria en la que no primaran los intereses económicos. Una opción sería la aportación de una parte del Producto Interior Bruto de cada país y la financiación de los diversos consorcios de investigación público-privados existentes, que evitaría que la innovación quedara en manos de las multinacionales y que millones de personas siguieran muriendo cada año por enfermedades que no resultan rentables.
Fuentes: www.elmundo.es y www.canalsolidario.org
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