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Nuevo estudio publicado en el The Lancet revela que la mutilación genital femenina expone a las dones y a sus niños a riesgos importantes en el momento del parto
2 de Junio de 2006


La mutilación genital femenina (MGF), conocida a menudo como "circuncisión femenina", abarca todos los procedimientos que entrañan la ablación parcial o total de los genitales externos femeninos u otras lesiones de esos órganos provocadas por motivos culturales o religiosos o por otras razones no terapéuticas. Hoy día se practican diferentes tipos de mutilación genital femenina, entre los que cabe destacar los siguientes:

• Tipo I (MGF 1): escisión del prepucio, con o sin escisión parcial o total del clítoris;
• Tipo II (MGF II): escisión del clítoris con escisión total o parcial de los labios menores;
• Tipo III: escisión total o parcial de los genitales externos y sutura/estrechamiento de la apertura vaginal (infibulación);

La Organización Mundial de la Salud ha publicado un estudio que revela que la MGF comporta mayores complicaciones durante el parto como son: una cesárea, una hemorragia postparto, la hospitalización de la madre o la muerte del bebé. El estudio demostró que el nivel de complicación aumenta con la extensión y la gravedad de la MGF.

En lo referente a la cesárea, las mujeres sometidas a la forma más grave de MGF ("MGF III") sufren como media un 30% más de cesáreas en comparación con quienes no han sido sometidas a MGF. Se observa asimismo un 70% de aumento de los casos de hemorragia posparto entre las dones con MGF III en comparación con las otras.
El estudio reveló también que la MGF pone al niño en una situación de peligro considerable durante el parto. Los investigadores detectaron una mayor necesidad de reanimar a los bebés cuya madre había sufrido MGF (aumento del 66% en las dones con MGF III). La tasa de mortalidad entre los bebés durante e inmediatamente después del parto es también mucho mayor entre los nacidos de madres con MGF: un 15% superior en los casos de MGF I, 32% en caso de MGF II, y 55% en caso de MGF III. Se estima que en el continente africano la práctica ocasiona entre 10 y 20 muertes adicionales de bebés por cada 1000 partos.

La investigación se realizó en 28 centros de salud de 6 países (Burkina Faso, Ghana, Kenya, Nigeria, Senegal y Sudán), entorno en el que las dones que han sufrido MGF son atendidas por personal de obstetricia. Se teme que las consecuencias para las innumerables dones que dan a luz en el hogar sin la ayuda de personal con experiencia, así como para sus hijos, sean aún peores.
Aunque la práctica varía de un país a otro, la MGF se realiza en general en niñas menores de 10 años y provoca cicatrices en diverso grado. No se sabe exactamente por qué la MGF acarrea mayores complicaciones durante el parto, pero una posible explicación es que el tejido cicatrizal es relativamente inelástico y puede provocar la obstrucción y el desgarro de los tejidos que circundan la vagina durante el parto. La obstrucción puede ser causa de un parto prolongado, y ello aumenta el riesgo de cesárea, hemorragia profusa, sufrimiento del niño y muerte prenatal. Las dones con MGF tienen también más probabilidades de requerir una episiotomía (incisión quirúrgica durante el parto para prevenir desgarros vaginales).

La mutilación genital femenina sigue planteando un problema acuciante de derechos humanos, y la existencia de pruebas científicas fiables sobre sus efectos perjudiciales, tanto para las madres como para sus bebés, debería acelerar la desaparición de esa práctica. La OMS se ha comprometido a colaborar con los asociados internacionales y los países para eliminar la MGF. Ésta constituye una violación directa de los derechos de las muchachas jóvenes, tiene efectos adversos para la salud tanto a corto como a largo plazo, y es un procedimiento innecesario.

Fuente: Organización Mundial de la Salud